Estrés y estrés postraumático
¿Qué es el estrés?

El estrés es una reacción de activación de nuestro organismo para atender cualquier situación cuya demanda debemos afrontar y para la que no tenemos suficientes recursos. Por ejemplo, cuando debemos mantener un buen nivel de concentración durante 8 horas en nuestro trabajo, pero estamos cansados y aún así nos esforzamos por concentrarnos. Es decir, no tenemos los recursos suficientes, pero forzamos a nuestro organismo a activarse más de lo normal hasta conseguir nuestro objetivo.

El estrés es un proceso de adaptación natural al medio y bien manejado puede ayudarnos a motivarnos y facilitar nuestra productividad. Cuando nuestro organismo está positivamente estresado aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial o el azúcar en sangre, entre otros factores, con la finalidad de activar el organismo y dar respuesta a nuestras tareas.

Sin embargo, el estrés, cuando se prolonga en el tiempo y no se maneja adecuadamente, puede perjudicarnos e incluso enfermarnos por llevar al extremo la activación, lo que puede llegar a provocarnos hipertensión, accidentes cerebrovasculares, infartos, úlceras, dolores musculares, etc.

Es habitual que el estrés produzca emociones negativas, sobre todo ansiedad, malestar o nerviosismo provocado por la sensación de falta de control y que no vamos a conseguir los objetivos.

El estrés puede clasificarse según atendamos al rol que desempeña la persona (laboral, familiar, económico…), al tiempo en el que sucede (agudo, crónico…) o a la importancia del impacto en la vida del afectado (traumático, vital, etc.).

Repercusión del estrés en la toma de decisiones

Causas del estrés

Las causas más frecuentes de estrés son grandes cambios para los que la persona no está preparada y ante los que cree no tener la capacidad para hacer frente, como puede ser la muerte de un ser querido, separaciones o cambios de trabajo, de lugar de residencia o de etapa vital, etc.

El estrés, además, puede aparecer como consecuencia de un episodio traumático: accidentes, haber sido víctima de agresiones o violaciones, violencia de género, catástrofes naturales…

Síntomas físicos y psicológicos en caso de estrés

Los efectos del estrés dependen de la percepción que la persona tiene del estresor, de su capacidad para controlar la situación, de prepararse ante los problemas y del apoyo social. Los síntomas del estrés, por tanto, pueden variar entre personas.

El estrés repercute a nivel psicológico sobre las emociones y el estado de ánimo. Algunas de las manifestaciones más frecuentes son:

  • Ansiedad.
  • Depresión.
  • Ira.
  • Tristeza.

A nivel físico, el estrés puede provocar síntomas aislados como dolor de cabeza, fatiga o dolores musculares, o puede cursar trastornos más complejos, como problemas coronarios, respiratorios, inmunológicos, sexuales, dermatológicos, etc.  

Por otra parte, la persona con estrés puede tener también cambios conductuales como la necesidad de comer o de consumir sustancias como alcohol o tabaco, o presentar un patrón de comportamiento muy nervioso.

Cabe destacar que los síntomas del estrés son acumulativos y que pueden llegar a cronificarse, por lo que es importante una intervención temprana.

Tratamiento para
combatir el estrés

El tratamiento del estrés incluye técnicas propias como la Técnica MAE y la Bioconducta. Dependiendo de los estresores y de la sintomatología, las técnicas podrán variar si medimos el cuerpo y nos da un alto nivel de estrés.

Miraremos una vertiente corporal (centrada en la sintomatología), hacia el manejo y control de la ansiedad, o hacia ambas.

En cualquier caso, los objetivos del tratamiento son, en primer lugar, conocer qué es el estrés y cómo funciona, para después poder trabajar sobre aquellos pensamientos y creencias que lo mantienen, y entrenar nuevas técnicas para reducir la activación y afrontar los problemas.

Herramientas para manejar el estrés

Las personas podemos percibir una misma situación de forma diferente. Además, el afrontamiento de una situación estresante puede ser distinto en función de cada persona, ya que cada una puede elegir hacerlo con diferentes habilidades, capacidades y recursos, tanto personales como sociales.

El afrontamiento óptimo depende siempre de la situación, de la persona y de la interacción entre ambas, por lo que pueden considerarse herramientas de afrontamiento aquellas que permitan cambiar la situación, modificar el significado de la situación para percibirla menos amenazante o que se reduzcan los síntomas de estrés.

La mejor arma contra el estrés es nuestra habilidad para elegir un pensamiento sobre el otro”.

-William James-

¿Cómo son las sesiones?

La terapia no tiene porque resultar un obstáculo en los quehaceres de tu día a día, por ello, quiero ofrecerte la posibilidad de adaptarla a tu gusto o necesidades, pudiéndola realizar de manera online, o a través de sesiones presenciales.

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El estrés provoca una sensación de agobio continua, porque se quiere abarcar una situación para la que no tenemos recursos psicológicos o físicos, lo que genera agotamiento.

Cuando estas sensaciones se mantienen en el tiempo generan cambios en las emociones y en el estado de ánimo, provocan dolores de cabeza, musculares o fatiga, o puede incluso llevarnos a cambiar nuestra pauta de alimentación, de consumo de sustancias, etc.

Todo esto son señales que nos avisan de que algo no está bien. Si se mantienen en el tiempo, busca ayuda profesional especializada.

Normalmente se recomienda buscar ayuda profesional especializada cuando las molestias del estrés interfieren en tu vida diaria o te generan mucho sufrimiento.

Pero partiendo de que lo normal es sentirse bien, cuando tu cuerpo te mande señales de manera continuada de que no se encuentra bien, posiblemente se trate de signos de estrés. Tu cuerpo te está diciendo que pares, que no puede más. Aunque puedas seguir forzando a tu organismo, no lo ignores y busca ayuda profesional especializada para ponerle solución lo antes posible.

En primer lugar, se deben identificar los factores que producen el estrés. Después, se debe diseñar un tratamiento a medida que permita que la persona conozca cómo funciona el estrés y cómo, en su caso concreto, le afecta. A partir de una buena comprensión del problema se puede trabajar para aprender técnicas de control de la activación y reinterpretación de los pensamientos que sustentan el problema.

El estrés crónico es un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades físicas y psicológicas. Cuando el organismo ya no puede resistir más el nivel de activación que le exiges se agota y deja de funcionar de forma normal. Por eso se dice que los síntomas del estrés son acumulativos. Lo que empezó siendo un dolor estomacal, puede acabar en úlceras gástricas, por ejemplo.

Además de las sensaciones físicas, el estrés crónico e intenso puede afectar a nuestro estado de ánimo, llegando a desencadenar trastornos depresivos o de ansiedad, además de afectar a funciones como la memoria o la atención.

Los síntomas del estrés son acumulativos y tienden a cronificarse, por lo que el problema puede ser cada vez más grande y difícil de tratar. Además, estamos hablando de un trastorno que conlleva un efecto perjudicial sobre la salud de las personas, siendo, por ejemplo, factor de riesgo en enfermedades del corazón.

Estrés

Cuando el cuerpo está estresado, las pupilas se dilatan para permitir mayor entrada de luz  y si ha persistido en el tiempo, deja unas marcas identificables. Sin embargo, unos altos niveles de adrenalina pueden causar demasiada presión en el ojo y, a su vez, desembocar en una visión borrosa.

En nuestro laboratorio de investigación, medimos y observamos todos los valores corporales y su afectación a la sintomatología y enfermedad del cuerpo.

José Morales

INVESTIGADOR EN BIOMEDICINA EMOCIONAL
TRABAJADOR SOCIAL CLÍNICO
POSTGRADUADO EN Bioingeniería E Ingeniería CLÍNICA

Lee nuestro artículo publicado en el Instituto Médico e Investigación

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